jueves, 25 de enero de 2007

'Do you like Hitchcock?' Sólo apta para hitchcockmaníacos




Por Anna Sánchez

(Crítica publicada también en Planos y secuencias)

Do you like Hitchcock? narra la historia de Giulio, un joven universitario que ha finalizado su carrera de Ciencias de la Comunicación y se encuentra haciendo su tesis sobre el cine expresionista alemán (gran género, dicho sea de paso). Giulio es un cinéfilo apasionado que disfruta con Hitchcock entre otros directores ya consagrados. Acaba de mudarse a una nueva ciudad y una de las primeras cosas que hace es bajar a un videoclub cercano -digo bajar porque lo tiene debajo de casa. Dicho videoclub está regentado por un chico de su misma edad (25-30 años) que ya desde el primer momento parece claramente sospechoso. El típico chico demasiado simpático y bromista de las películas de suspense que luego acaba siendo el asesino malvado y cruel. Quizá esta historia sea distinta… El caso es que en su visita al videoclub Giulio coincidirá con su vecina Sasha que alquila Extraños en un tren (de Hitchcock). El chico reconoce a su vecina ya que la ha estado espiando previamente desde la ventana de su habitación. La verdad es que uno de los rasgos que no hacen al personaje sumamente monótono y aburrido es ese punto voyeur que en el fondo todos tenemos y que evoca claramente La ventana indiscreta.
A partir de este encuentro en el videoclub la trama empieza a desarrollarse con varios asesinatos: el primero, el de la madre de Sasha. Llegado este detonante Guilio juega a los detectives creyendo conocer la identidad del asesino, y es así como Darío Argento (el director) brinda su particular homenaje al maestro del suspense Alfred Hitchcock. En Do you like Hitchcock?, los fans de dicho director podrán reconocer películas como Psycho, Marnie, Extraños en un tren o El crimen perfecto, ya que todas se dan cita en este film a través de la metodología usada por el asesino.
Realmente la idea es buena. En teoría una película que cuenta con elementos de suspense basados en Hitchcock debería ser un deleite para el espectador del género, pero en la práctica, o al menos en este caso, no es así para nada. La trama es aburrida, sin ritmo y se hace eternamente larga. El guión es uno de los más pésimos con los que me he encontrado por no hablar de según qué interpretación o del final claramente previsible desde el primer minuto del film.
También hay escenas increíbles en el sentido literal de la palabra, no hay quien se las crea. Persecuciones eternas en las que el asesino no atrapa a su víctima a pesar de que ésta esté coja, llueva, resbale o se caiga en el suelo durante cinco minutos. Ya sé que en el cine de Hollywood (el cual no defiendo para nada) también pasan estas cosas pero contadas de distinta manera; digamos que con un argumento y un guión potentes estas pequeñas “incongruencias” se pueden tolerar; pero dentro de una película aburrida y mala no tienen en ningún caso el perdón del espectador. Dicho film fue presentado en el pasado Festival de Cine Fantástico de Sitges al cual tuve el honor de asistir y desde luego que al final de la película lo que se oía de la boca de los allí presentes era lo menos parecido a un elogio o aplauso. En conclusión, sólo recomiendo (y con cierto reparo) este film a todos aquellos verdaderos amantes de Hitchcock (que no somos pocos) a los que realmente no les importe tragarse una película pésima con tal de descubrir los detalles y similitudes con las grandes obras del maestro. Por otra parte, añadir que no sé si compensa hacer este ejercicio o es mejor alquilar sus obras y revivirlas sin malos intentos de adaptación u homenaje.

viernes, 19 de enero de 2007

'The Descent': entre el gore y el thriller



Por Anna Sánchez
The Descent narra la historia de seis amigas jóvenes y aventureras que se reúnen tras mucho tiempo sin verse para practicar deportes de riesgo y descender (por cuevas ya cartografiadas) para experimentar sensaciones límite.
En esta ocasión Juno, la más experta de ellas y la que les hace de guía, les tiene una sorpresa preparada: van a explorar una cueva completamente virgen sin que las demás lo sepan. Pero cuando ya están bajo tierra dicha cueva sufre un desprendimiento que las deja atrapadas y Juno se ve obligada a confesarles que no conoce el camino y no tiene ninguna clase de mapa porque son las primeras en entrar al agujero. A partir de aquí la historia da un giro que podrían haberse ahorrado tanto el director como (y sobre todo) el guionista. Una serie de criaturas de la noche (tipo Gollum pero ciegas) las persiguen, atacan, matan y lo que podría haber sido un gran thriller se convierte en una película gore de serie B (con todo el respeto al género).
Vamos por partes. El hecho de que una serie de personas queden atrapadas bajo tierra recuerda a la gran The Hole, una película claustrofóbica donde las haya y a la par bien conseguida. En definitiva, la idea es buena. Pero en The Descent hay situaciones que hacen que el espectador se estremezca debido a la estrechez de los espacios de la gruta y a los primeros planos del director que te encadena al agujero donde las protagonistas están. Resultado: eres una más de ellas allí atrapada.
Por otra parte, hay que elogiar el gran trabajo del equipo de iluminación ya que la película podría haber sido oscura de modo que no nos enteráramos bien de quién era quién o de la situaciones que se van planteando, pero eso lo han solucionado con el visor de infrarrojos (como el de los mineros) que cada una de las chicas lleva en su frente. Eso, aparte de dar la luz necesaria, crea un constante ajetreo que va calando en el espectador hasta que éste está en total tensión. Al avanzar la película y ya habiendo perdido los infrarrojos, el espectador identifica a los dos grupos de chicas (ya que se separan) debido a filtros de color: unas son “rojas” y las otras “verdes”. Realmente un recurso a destacar que cumple muy bien el cometido de guiar al espectador.

Lo que sobra realmente en la película es la primera media hora en la que literalmente no pasa nada (mientras se preparan para ir a la cueva, se reencuentran, etc...) y también los gritos constantes y peleas ensangrentadas que acaban cansando debido a la frecuencia con la que aparecen.

Repito que lo que habría podido ser como Open Water, hora y media de tensión real en estado puro, acaba convirtiéndose en una carnicería sin fundamento aparente y con unas actrices que prefiero no juzgar (quitando a Juno). En conclusión, The Descent está a caballo entre el thriller y el gore, así que sólo los amantes de ambos géneros la disfrutarán.

'Charlie y la fábrica de chocolate'




Por Anna Sánchez

¡Cinco candidatos y un único ganador! Así empieza el universo Burton en esta ocasión. Charlie y la fábrica de chocolate es una fiel adaptación del ya mítico libro de Roald Dahl. Esta misma obra fue llevada al cine hace años por Mel Stuart con el título Un mundo de fantasía.

El film narra la historia de Willie Wonka (Johnny Deep), un excéntrico y espontáneo productor de chocolate que tras años en soledad decide volver a abrir su fábrica al público. Pero sólo podrán entrar a visitarla los cinco agraciados que encuentren los Golden Tickets escondidos en sus chocolatinas. Los niños salen a la calle como locos y los afortunados son: Charlie (el niño protagonista), de familia humilde y sin recursos; Augustus Gloop, un niño alemán obsesionado con el dulce y un tanto insaciable; Veruca Salt, una niña rica y mal criada; Mike Teavee un jovencito violento y adicto a los videojuegos y por último Violet Beauregarde, la campeona de mascar chicle a nivel mundial (un detalle buenísimo en la lectura de Dahl). Estos cinco mocosillos acompañados por sus familiares se sumergirán junto al espectador en la gran fábrica de chocolate o, lo que es lo mismo, en el mundo de Burton.

Desde el primer minuto de película se puede afirmar que Tim Burton es el cineasta postmoderno más creativo y personal. Los títulos de crédito donde muestra todo el proceso de producción de una simple tableta de chocolate con un colorido casi mágico y unos planos vertiginosos son la primera pista de la gran película que nos espera.
A medida que avanza la historia (el argumento es sencillo) las imágenes que se suceden unas a otras son de cuento, casi de cuento de Navidad donde no sabes por qué pero tienes el presentimiento de que todo acabará bien (claro que tratándose de una producción de Hollywood no hay que ser muy listo para sospecharlo). La fotografía es impecable, el director vuelve a sus orígenes con el colorido inacabable de la gran fábrica y sus caramelos. Atrás quedaron Sleepy Hollow o Pesadilla antes de Navidad (en la cual Burton era el productor, no director como muchos creen), la oscuridad se esconde para dar paso a un arco iris de color del que está hecha la gran industria chocolatera de Wonka. Desde luego no deja indiferente a nadie al contemplarla como un personaje más del film.

Observando tanto colorido mágico te dejas llevar y acabas impregnado de la rareza, simpatía y sobre todo de la originalidad de Willie Wonka. Burton y Deep lo han vuelto a lograr, son una especie de dream team que nunca falla, la mezcla perfecta para conseguir llegar al espectador sea niño o adulto. Esa risita caballuna del actor cuando no sabe qué decir y esas miradas de altivez ante las impertinencias de los niños son las que merecen un reconocimiento positivo sin dudarlo (cabe subrayar que en versión original gana mucho).

Otro punto a destacar es la falta de efectos especiales. Digo falta porque no los hay, pero no lleva connotación negativa sino al revés. La enorme creatividad y el ojo del cineasta experto se notan a la hora de crear ambientes que solo existen en nuestra imaginación. ¡Quién no recuerda esos minutos ante un aparador deseando comer montañas y montañas de chocolate! Pues ese deseo que algunos adultos creen enterrado vuelve a resurgir gracias a esta película. Sin ningún tipo de ayuda digital Burton crea literalmente una cascada de chocolate en su mundo de fantasía regentado por unos enanos cantarines y obedientes llamados Oompa-Loompas.

En definitiva, Charlie y la fabrica de chocolate es una película que no sólo entretiene y divierte a pequeños y mayores sino que deja ver claramente que Tim Burton es un genio y que nada es imposible si lo deseas de verdad. No importa si eres rico o pobre, si lo ansias con todas tus fuerzas lo conseguirás… ¡y si no que se lo digan a Charlie!

sábado, 13 de enero de 2007

'Pulse': otro remake innecesario




Por Magí Torras

Ha pasado más de medio año desde que este film se estrenó en salas estadounidenses. Si había alguien que esperaba con anhelo su estreno en nuestro país –que lo dudo- ya se habrá saciado descargándosela por Internet. Triste pero, seguramente, cierto.

Basada en Kairo de Kurosawa, el caso es que Pulse sigue la estela de otros remakes de cine de terror oriental cuyas versiones americanas no consiguen estar a la altura de las originales –unas con más acierto que otras, todo sea dicho- y, por lo tanto, convierten su visionado en algo totalmente prescindible. Se podrían citar ejemplos como The Ring, The Grudge o Dark Water.

Obviamente, no nos encontramos con la excepción que confirma la regla. Dirigida por el debutante Jim Sonzero, Pulse, aunque tiene, al menos a priori, un argumento un tanto original (unas fuerzas malignas roban el alma de las personas a través de las nuevas tecnologías: ordenadores, teléfonos móviles, pda's….), vuelve a caer en los típicos tópicos de la nueva oleada del cine de terror adolescente: sustos fáciles y escenas que, aunque cambian de localización, son un calco entre ellas.

Wes Craven firma la reedición de este guión, en el que deja patente que su época dorada ya pasó. Grandes films como Pesadilla en Elm Street o Scream son cosa de un pasado en el que el guionista y director sorprendía por la calidad y originalidad de sus producciones.

Como también viene siendo habitual en estas producciones (sobre todo en aquellas que firma Dimension Films) nos encontramos con unos protagonistas que tienen una cierta popularidad adquirida gracias a papeles en series medianamente reconocidas de la pequeña pantalla. Es el caso de Kristen Bell e Ian Somerhalder, conocidos por sus papeles en las series Verónica Mars y Perdidos respectivamente. Ambos son lo poco destacable de este film, ya que cumplen con su función, e intentan dar credibilidad y verosimilitud a un guión que no la tiene.

En definitiva, Pulse no es más que un film para amantes del género, que no se aburrirán con dos horas de metraje en el que visionarán más de lo mismo. Si usted no se encuentra en ese grupo, le recomiendo que no pierda el tiempo.

jueves, 11 de enero de 2007

'Babel': incomunicación global


Por Jose Palacio

Al igual que hicieron en sus dos anteriores películas conjuntas, la sorprendente Amores perros y la maravillosa 21 gramos, con Babel, el director Alejandro González Iñárritu y su pareja de baile habitual, el guionista Guillermo Arriaga, vuelven a presentar un film complejo, estructurado en tres historias paralelas, a través de las cuales muestran como la tragedia y el destino son elementos que pueden afectar a todo el mundo por igual, por encima de diferencias culturales, idiomáticas o políticas.
Pero Babel muestra dos diferencias importantes respecto a sus predecesoras. Por un lado, mientras Amores perros se ceñía al ámbito de la ciudad de México y 21 gramos se adentraba en la realidad norteamericana, Babel muestra una realidad mundial, ya que cada historia se desarrolla en un país diferente y muy alejados entre sí (Marruecos, la frontera entre EE.UU y México, Japón). Para el director mexicano ha sido como rodar películas diferentes, y lo ha hecho acercándose a esas culturas no desde el punto de vista de un turista (viajes con billete de vuelta determinado), sino desde la mirada de un viajero, desde las entrañas de sus costumbres y las actitudes de sus personas.
La segunda diferencia entre Babel y el resto de la obra de González Iñárritu es conceptual. El desarrollo de cada una de las historias se da de modo lineal, sin los abundantes saltos cronológicos de las películas anteriores, a pesar de haber sido el rodaje más complejo, en tres continentes y en cuatro idiomas.

En Babel, las tres historias se desencadenan a partir de un hecho aparentemente insustancial: el regalo de un rifle de caza que un turista japonés le hace a un marroquí de las montañas al que conoce en un viaje. La primera historia muestra a una pareja de norteamericanos que deciden viajar a Marruecos para intentar recuperar la distancia que les separa. Pero, en el transcurso de un viaje en autobús por una carretera del interior del país, Susan (Cate Blanchet) recibe un disparo quedando malherida. Su marido Richard (Brad Pitt) se ve perdido en un país que desconoce, dándose la paradoja que sólo recibe la ayuda de un marroquí, que lleva a Susan a su casa para intentar curarla, mientras sufre la insolidaridad de los compatriotas que viajaban con ellos, cuestionando los valores y el egoísmo del hombre occidental.
La segunda historia se sitúa en la frontera que separa EE.UU de México. Se centra en el periplo de una niñera mexicana que tiene a su cuidado a una pareja de hermanos norteamericanos (hijos de Susan y Richard). Por los avatares en los que se ve envuelto el matrimonio americano, la niñera se lleva a los niños a la boda de su hijo, cruzando la frontera. El viaje será una pesadilla ya que tiene que sufrir junto a su hijo (Gael García Bernal) la humillación y la paranoia de la policía fronteriza americana.
La tercera historia se ubica en la otra parte del planeta, Japón, y refleja la incomunicación que existe entre un padre y su hija adolescente. En realidad se trata de una doble incomunicación: la generacional, con dos escalas de valores muy diferentes, y la comunicativa, ya que la joven Chieko, encarnada por la actriz Rinko Kikuchi, es sordomuda. Iñárritu refleja de forma estremecedora el punto de vista de la adolescente. Cuando la cámara ofrece el punto de vista de Chieko, el silencio absoluto que rodea su universo domina la escena. Ese silencio contrasta con el caos de la ciudad de Tokyo.
La distancia que separa a los dos personajes en cada una de las historias tiene un motivo doloroso y desgarrador, con el que es imposible convivir. Susan y Richard no han podido digerir la muerte de su hijo. La joven Chieko no logra superar el suicidio de su madre, y lo paga con su padre, del que se va distanciando paulatinamente. Mientras la niñera mexicana, interpretada por la enorme Adriana Barraza, sufre las consecuencias por haber nacido en el lado equivocado de la frontera.

González Iñárritu vuelve a mostrar su gran capacidad para sacar lo máximo de los actores. Como ya hizo en 21 gramos con Benicio del Toro, Sean Penn y Naomi Watts, en Babel el director mexicano demuestra que sabe dirigir con precisión tanto a actores desconocidos como a miembros destacados del star system. Para la representación de algunos personajes secundarios utilizó a no profesionales, para poder reflejar mejor el trasfondo de las diferentes culturas que aparecen representadas. Destaca la labor de una intensa Cate Blanchett y de un Brad Pitt que ofrece todo su potencial, demostrando hasta donde puede llegar trabajando sin red, bajo la batuta de una dirección muy exigente. Pero sin duda, las actuaciones más destacadas las ofrecen Koji Yakusho y Rinko Kikuchi, en sus papeles de padre e hija japoneses.

Si como indican los rumores, Babel será la última colaboración entre Alejandro González y Guillermo Arriaga, se puede afirmar que ambos serán recordados por haber elaborado tres películas marcadas por el dolor y la incomunicación, que les convierte en referente indispensable en el panorama del cine actual. Para Iñárritu, “lo mejor de Babel fue que empecé rodando una película acerca de las diferencias que separan a los seres humanos, las barreras físicas y del idioma, pero en el camino me di cuenta que estaba haciendo una película acerca de lo que nos une: el amor y el dolor. Es muy posible que lo que hace feliz a un marroquí y a un japonés sea muy diferente, pero lo que nos hace sentir mal es lo mismo para todos”. El resultado es una película inmensa, comprometida y visualmente muy intensa, en la que juegan un papel muy importante la fotografía de Rodrigo Prieto y la música de Gustavo Santaolalla. Cine con mayúsculas.